Las bajas temperaturas se combinaron con caídas de torres, la salida de Atucha I y II, la baja del río Paraná y menor cantidad de gasoil en el mercado local. Las importaciones y el manejo de los despachos evitaron cortes.


Cammesa comenzó la semana pasada a reponer los stocks de líquidos que consumió durante las últimas tres semanas el parque termoeléctrico en respuesta a la ola polar. El fenómeno climático, que convirtió a julio en el mes más frío de los últimos 40 años, tuvo su epicentro en la Patagonia, donde se registraron temperaturas de hasta 37 grados bajo cero. Las centrales térmicas se vieron obligadas a consumir todas las reservas de gasoil y fuel oil disponibles en el país para suplir la falta de gas natural, que se redireccionó al segmento residencial (prioritario). Cammesa debió incluso importar de urgencia cargamentos de gasoil de embarcaciones que navegaban en la región.

La rápida reacción del área de Combustibles de Cammesa, que logró garantizar el abastecimiento de líquidos para las usinas frente a una serie de contingencias imprevistas, evitó que el organismo encargado del despacho tenga que aplicar cortes rotativos en el suministro eléctrico de los grandes usuarios industriales. La posibilidad existió.

“Estuvimos muy justos. Este año en julio tuvimos 18 millones m3/d de gas menos para el sector eléctrico que el año pasado”, explicaron. Eso fue consecuencia de la menor producción de gas y el mayor consumo domiciliario forzado por la pandemia, que obligó a gran parte de la población a permanecer en sus hogares. Además, se registraron una serie de imponderables que complicaron todavía más la situación  


¿Qué fue lo que pasó?

  1. Baja en el caudal del río Paraná afectó la generación de electricidad por parte de las centrales hidroeléctricas Yacyretá y Salto Grande.
  2. Salida de funcionamiento de Atucha II y luego de Atucha I con 15 días de diferencia
  3. Caída por el temporal de nieve de al menos 37 torres que transportaban electricidad del complejo hidroeléctrico Futaleufú al Sistema Interconectado Nacional. Este inconveniente provocó la salida del sistema de 400 megawats
  4. Por la caída de la venta de naftas y la exportación de crudo, las refinadoras trabajan por debajo de su capacidad y hubo menos gasoil disponible para el mercado local.

¿Cómo respondió Cammesa?

La empresa importó entre 1500 Mw y 2000 Mw de energía de Brasil. Primero bajo el acuerdo de emergencia que existe entre ambos países y luego se avanzó con compras a los generadores del sur ese país en el mercado spot.

La energía comercial traída de Brasil tuvo un costo cercano a los 100 dólares por Mwh generado, pero sirvió para evitar cortes rotativos. De hecho, si la energía no hubiera llegado el sábado 25 de julio, habría que haberle cortado el suministro a las industrias.

Además, la compañía importó líquidos de emergencia a traders que tenían barcos en la región. Esa necesidad tuvo como contracara que se terminó pagando el gasoil unos 2 o 3 centavos más por galón de lo que marcaba la cotización internacional.

También fue clave la administración de los despachos, sobre todo en la Patagonia porque luego de que Futaleufú dejó de aportar energía hubo que operar rápido para traer energía de otros puntos y así evitar cortes en el suministro.

Luego de haber pasado el peor momento de la ola de frío, Cammesa comenzó ahora a reponer su stock. La semana pasada compró gasoil disponible en el mercado local a Axion Energy, esta semana sumará 70.000 m3 de gasoil importado y en la primera quincena de septiembre sumará otros 100.000 m3 de gasoil y 50.000 de fuel-oil.

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